Como viajar a Katmandu desde Pokhara

Cómo viajar a Katmandú desde Pokhara barato y por libre

Cómo viajar a Katmandú desde Pokhara barato y por libre

Si estás viajando por Nepal y te encuentras en Pokhara, la ruta hacia Katmandú es una de las más fáciles y accesibles para los mochileros que quieren hacerlo por su cuenta. Yo, como mochilero, siempre busco opciones económicas y prácticas para moverme, y esta vez no fue la excepción. A continuación te cuento cómo viajar barato y por libre a Katmandú desde Pokhara.

Lo primero que tienes que saber es que la forma más común y económica de viajar entre estas dos ciudades es en bus. Los autobuses locales o de compañías privadas salen a diario, y la mayoría de ellos tienen un costo que varía entre los 600 y 1,000 NPR (aproximadamente 5-8 USD). Los autobuses son bastante cómodos, aunque no esperes lujos; son una opción funcional para un mochilero como yo. Además, viajar en bus te da la oportunidad de disfrutar de las increíbles vistas de las montañas del Himalaya.

Duración del viaje en bus a Katmandú

El viaje suele durar entre 6 y 8 horas, dependiendo de las condiciones del tráfico y el clima, así que prepárate para un trayecto largo. Los buses salen de la estación de Buses de Pokhara y te dejan en el centro de Katmandú, cerca de Thamel. Si prefieres un viaje más tranquilo, te recomiendo tomar un bus temprano para evitar el tráfico.

Otra opción más aventurera, aunque menos recomendada para quienes no tienen experiencia en caminos rurales, es ir en mototaxi o contratar un conductor privado que te lleve por rutas menos transitadas. Esta opción es más cara, pero ofrece una experiencia más directa y personalizada. Si buscas un poco más de aventura, también puedes considerar caminar durante una parte del trayecto, ya que hay senderos de trekking que conectan ambas ciudades.

Como viajar a Katmandu desde Pokhara

El caos de Thamel

Si llegas a Katmandú por primera vez, probablemente tu primer destino será Thamel, el barrio turístico por excelencia. No importa si estás buscando una buena cena, un trekking a los Himalayas o simplemente un lugar donde descansar. Thamel es el corazón palpitante de la ciudad para mochileros y viajeros. Las calles están llenas de todo tipo de vendedores, tiendas de equipo de trekking, cafés, bares y restaurantes que ofrecen desde momos (empanadillas tibetanas) hasta dal bhat (el plato típico nepali).

Recuerdo cómo me sentí abrumado por la cantidad de personas, las motos que zigzaguean entre los peatones y el bullicio constante. Pero, al mismo tiempo, todo esto es lo que hace de Thamel un lugar único: la energía, el movimiento, y sobre todo, la posibilidad de encontrar algo nuevo en cada esquina.

Templos y espiritualidad

Una de las cosas que más me impresionó fue la profunda espiritualidad que se respira en Katmandú. En cada rincón de la ciudad, encontrarás templos budistas y hindúes que parecen contar historias de siglos de antigüedad. El Boudhanath Stupa, uno de los lugares más sagrados para los budistas, me dejó sin palabras. En este lugar, los monjes tibetanos danzan en su ritual de oración, mientras los peregrinos caminan alrededor de la estupa con la cabeza cubierta, girando las ruedas de oración y lanzando sus plegarias al viento. La atmósfera aquí es tranquila, mística, un contraste absoluto con la vorágine de la ciudad.

Otro sitio que no puedes perderte es Pashupatinath, uno de los templos más importantes de la religión hindú. A orillas del río Bagmati, aquí pude observar las ceremonias de cremación que se realizan a la luz del atardecer. Fue una experiencia que me hizo reflexionar sobre la vida y la muerte, un recordatorio de la rica tradición cultural que se conserva en este país.

Patán:Entre lo antiguo y moderno

Lo que más me sorprendió de Katmandú es cómo conviven lo antiguo y lo moderno. A un lado del centro turístico, puedes encontrar Patán, una ciudad vecina con calles llenas de arquitectura medieval, pero, al mismo tiempo, al dar vuelta a una esquina, te topas con un centro comercial moderno o una cafetería con Wi-Fi que sirve cafés de especialidad. Katmandú es un sitio de contrastes, pero al mismo tiempo, tiene una magia que se entrelaza entre el pasado y el presente.

El color y el sabor de Katmandú

La vida en Katmandú también se saborea. Los mercados son un espectáculo visual y olfativo. Las frutas tropicales, los hilos de especias y los colores de las telas te invitan a sumergirte en un mundo sensorial. Recuerdo cómo, mientras paseaba por las estrechas callejuelas de la ciudad, me encontraba con pequeños puestos de comida que ofrecían samosas, chole bhature (panes fritos con curry) y los ya mencionados momos. Cada bocado era una explosión de sabores, y los locales, siempre amables, me ofrecían una sonrisa, como si ya me conocieran.

Katmandu Himalaya

El Himalaya al alcance de la mano

Lo más impresionante de Katmandú, sin embargo, es la presencia constante de las montañas. Cuando el cielo está despejado, puedes ver el Himalaya al fondo, con sus picos nevados brillando bajo el sol. Esta ciudad es el punto de partida para muchos viajeros que se dirigen a las rutas de trekking más famosas del mundo, como el Campo Base del Everest o el Annapurna Circuit. Para un mochilero como yo, este entorno es simplemente mágico. La ciudad misma es una mezcla de caos, historia, espiritualidad y, sobre todo, de una conexión profunda con la naturaleza.

Si deseas más información sobre rutas y precios, puedes consultar en este sitio: Nepal Buses.

Conclusión: Katmandú es un lugar que no solo se visita, se siente. Desde el primer momento que llegas, algo en el aire te envuelve, una mezcla de aromas de incienso, especias y aire fresco de las montañas. Como mochilero, mi llegada a esta ciudad fue como un choque de realidades: un caos vibrante que, de alguna manera, tiene su propio ritmo. Aquí, entre el bullicio de los mercados, los templos antiguos y la imponente presencia del Himalaya al fondo, cada paso te conecta con algo mucho más grande que tú.

Viajar de Pokhara a Katmandú por libre es una experiencia increíble que no te puedes perder. Si bien el viaje es largo, las vistas y la sensación de libertad lo hacen todo. Y lo mejor, ¡es barato!

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